martes, 18 de mayo de 2010

Shutter Island o el elogio de la locura

No hay peor cárcel que los propios fantasmas, o es lo que deja ver Scorsesse en su filmografía. El Travis de Taxi Driver y la locura a la que le lleva su experiencia en Vietnam; el personaje de Ray Liotta en uno de los nuestros o el sosias de H. Hughes en la mediocre ‘El aviador’. En cada protagonista de Scorsesse encuentras algo que ya te resulta familiar de algún otro personaje de su carrera. Neoyorquino como Allen, es la versión triste. Aquel llena sus películas de delirios de psicoanalista y de humor. Siendo judio, llego a decir que tras escuchar ‘la cabalgata de las Walkirias’, le daban ganas de invadir Polonia. Scorsesse en cambio sería capaz de volar por los aires cualquier recuerdo relativo a Wagner

Esa máxima, es llevada en ‘Shutter Island’ a su máxima expresión. Resulta difícil hablar de ella sin desvelar nada de su trama, que es parte de su encanto, pero no es plan estropear nada a quien no la haya visto. Basada en la novela de Dennis Lehane del mismo titulo, la película trata sobre la investigación de un asesinato por parte de Di Caprio y Mark Ruffalo en un centro de internamiento psiquiátrico situado en dicha isla. Vista la trama e historias anteriores del autor, recordado autor de ‘Mistic River’, llevada al cine de forma magistral por C. Eastwood, parecía material adecuado al director de Nueva York. Aún teniendo el punto en común ya comentado con el resto de su obra, Scorsesse huye de la violencia explicita, tan presente en su filmografía, para tornarla psicológica. El desasosiego, la angustia del personaje y su citación ante lo que se va encontrando, logra envolver al espectador de tal manera que algún giro inconexo queda bien cubierto por el resto de la trama,

Desde una estética similar al cine de los años cuarenta, como ya había hecho Coppola en su también magistral Drácula, el director recrea una atmosfera atractiva de tal manera que te hace confundir sueño y realidad; pasado y presente. El sufrimiento del personaje de Di Caprio con el objeto de su investigación, La película va discurriendo con una serie de paradojas que, siendo tan evidentes, mantienen la atención del espectador, A ello ayuda la sucesión de personajes, a cual más enigmático, como el director del psiquiátrico, encarnado por el incombustible Max Von Sydow, actor fetiche de Bergman y que, salido del séptimo sello, parece haber hecho un pacto con el diablo.  Un montaje sobrio, que utiliza el discutido ‘flashback’ para explicar el comportamiento del protagonista.

Desconociendo el contenido de la novela, el guión hace un recorrido por la miseria humana. El sufrimiento de una guerra, el arraigo familiar unido al amor filial, la madurez para desembocar en locura. Como en toda la trayectoria del director, ninguna concesión al optimismo. Pese a todo, el ritmo es pausado, la música envolvente y un suspense que, a ratos se torna insoportable. Por otro lado, en pocas ocasiones es tan evidente la importancia de la fotografía como en esta. La atmosfera que recrea R.Richardson esta llena de colores vivos que dotan a la trama de una vitalidad de la que carece el guión (no por falta de calidad sino por su contenido)

Como en sus últimos trabajos, Scorsesse escoge a Di Caprio como motor de la trama. Representación del director delante de la cámara, como en su momento lo pudo ser de Niro, el joven sale airoso del reto. Presente en pantalla durante casi todo el metraje, dota al mismo de una fuerza brutal sin caer en histrionismo. Luchando contra su imagen de ídolo de quinceañeras, lo que quizá puede que haya hecho que se le infravalore, Leonardo di Caprio tiene una filmografía que ya quisiera para si muchos actores. El tormento, las dudas, el sufrimiento lo hace sentir al espectador como ya lo hiciera en otra colaboración: ‘El aviador’, donde su papel era de lo poco que se podía salvar.

Dos horas y cuarto de película que transcurren en un verbo y en la que en definitiva, te acaba importando poco como te han contado aquello que has visto. Es algo atractivo aunque confuso. Bello, pese a ser sumamente triste

1 comentario:

  1. Buen análisis de una película inquietante. Debo confesar en primer lugar que no es de mis favoritas de Scorsesse porque no me parece redonda, perfecta, como casi todas las demás de este mega genio del celuloide.

    Tienes razón que es difícil comentarla sin desvelar la trama, así que pondré empeño en ello. Di Caprio ha ido creciendo como actor; distan años-luz de los papeles que hizo en 'Titanic' o 'Gans of NY' a los que encarna en 'Diamantes de sangre' o en esta que desgranas hoy con brillantez.

    Cuanta razón tienes en que la fotografía y la música son especialmente importantes en ‘Shutter Island’. Me gustan también las comparativas que realizas con otros films y con sus personajes y que la atmósfera inquietante termina siendo siniestra y triste: una de las razones por las que no me terminó de gustar del todo. Para mí una película irregular: momentos brillantes y momentos previsibles.

    En fin, que con sus luces y sombras, creo que otro granito más que aporta el de NY a su filmografía. Por cierto, en esta no aparece él, ¿no? Siempre se reserva un pequeño papelito (sólo unos segundos en pantalla) en casi todas, como el maestro Hitchcock, aunque no me pareció verle en ningún momento.

    Enhorabuena por la crítica y a la espera de la siguiente.

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