martes, 12 de agosto de 2014

¡Oh capitán, mi capitán!


Oh capitán, mi capitán! Es la mejor despedida que se le puede hacer a este magnífico actor. Recordar esa frase que John Keating enseña a sus alumnos como señal de respeto y con la que le homenajean al despedirse en la estupenda ‘El Club de los poetas muertos’.

Dicen que un posible suicidio ha sido lo que ha acabado con la vida del actor. ¿Quién sabe? Quizá se tropezó al probarse los tacones que tanto le torturaron en ‘Mrs Doubtfire’ o le atraparon los fantasmas que le perseguían en ‘El rey pescador’. Se dice igualmente que temía recaer en pasadas adicciones que abandonó una vez vio caer a su amigo James Belushi, muchos años ha.

Cantera de productos televisivos americanos como el Saturday Night Live, enseguida destacó por su naturalidad y una capacidad de improvisación que le llevarían pronto al cine a interpretar a Popeye, de Robert Altman. El fracaso de la cinta hizo que hasta seis años más tarde no volviera a aparecer en una cinta de entidad como ‘Good Morning Vietnam’, donde hacía de locutor  encargado de amenizar las tropas en el conflicto asiático.

No era un comediante, era un actor. Dotaba a sus personajes de ese toque desenfadado, propio parece  de su carácter. Así, en ‘El club de los poetas muertos’, animaba a un grupo de alumnos a sacar lo mejor de sí más allá de etiquetas y pautas sobre cómo ha de orientar su vida un joven. Desde su estrado de profesor les animaba a sacar lo mejor que llevaran dentro dejando de lado el ‘qué dirán’.

Despertares y El rey pescador fueron sus siguientes películas. En ellas demostraba que un rostro simpático y una maquina de improvisar también podía hacer drama, y muy bien. No se escapaba él tampoco de su cartel de comediante pues pensaba que era la filosofía ideal de vida. Como muestra, el botón de la visita a su amigo Christopher Reeve, a quién visitó tras su accidente disfrazado de médico con la intención de hacerle una colonoscopia.

Más tarde llegaría el oscar con ‘el indomable Will Hunting’, donde hacía un papel que casi se podía catalogar de continuación de aquel de la película de Weir. Llegó hacer de asesino, o sospechoso, en películas como Insomnia, del gran Nolan y donde se 'comía' a una peso pesado como Pacino , 'La memoria de los muertos' o ‘Retratos de una obsesión’.

Prevalecen en su filmografía papeles casi biográficos. Comedias en las que su papel era el de su vida, alguien cuyo objetivo era hacer feliz al que le rodeaba o bien historias con tramas y personajes increíbles que llevaban a actuar sobre la marcha.

Descanse en paz  capitán.