Hubo un tiempo en el que para el director, preparar una película era como
para el pintor buscar inspiración para su cuadro. Un tiempo en el que cada
escena era medida al milímetro y un error podía echar al traste la producción.
Momentos en los que una escena de dos minutos necesitaba una semana de
preparación y en las que un error llevaba a movilizar cientos de personas más
allá de un cambio en un programa de ordenador. Las cargas de caballería eran
con caballos y jinetes y los puentes que volaban en escena...pues eso, volaban.
El director se encargaba de lo suyo, dirigir. Incluso alguno escribía, y
muy bien. Controlaban todo aunque no lo pareciera. Al menos eso se dejaba ver
en la letra pequeña de cada obra, que era idéntica y presumía un punto en común
Para iniciados en el tema, les resultará increíble pensar que el puente que
volaba sobre el rio Kwai era real o que la carga sobre Aquaba de Lawrence de
Arabia no era digitalizada. Eran tiempos en los que no se movían los
presupuestos de los que se habla ahora y las películas tenían en su plantel
auténticas estrellas y no se tenía noticias de que rivalizaran. No tenía que
haber sexo para hacer un guion atractivo ni tampoco demasiada sangre.
David Lean, el artesano ignorado
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David Lean
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Sorprendentemente, el director de ambas es recordado como buen artesano
pero sin llegar a la categoría de estrella por los medios: sir David Lean. Un
director tocado para la épica que, habiendo tratado multitud de géneros, se
hizo experto en obras que en su tiempo podían recibir el calificativo de
faraónicas. Tanto este como Mankiewicz casi se retiraron del cine cuando el
efectismo se empezó a apoderar de él. Directores que eran artesanos. Que
se habían metido en este mundo con la vocación de artistas antes
que como forma de ganar dinero. Curiosamente, en todos ellos se ve un
denominador común en su filmografía. Estilo se llama y algo tan ausente en el
cine actual.
50 años de una obra de
arte
Toda esta introducción viene al hilo del 50 aniversario de una obra
maestra: Lawrence de Arabia. Película de época, moderna pero época al fin y al
cabo. Narra la vida del protagonista desde que llega a Egipto hasta el momento
de su muerte, mostrada precisamente al inicio de la película. De cómo se
empieza a sentir más ajeno al mundo en que vive y queda hechizado de otro mundo
que le parecía desconocido hasta el punto de acabar erigiéndose en líder en la
lucha contra los turcos.
Esas dudas sociales dejan ver el tormento de un personaje. Una rebeldía
ante el mundo que le rodea y que se puede dejar ver en diferentes ámbitos
sociales. La huida de un conservadurismo y unas ideas establecidas ante lo que
le rodea. Una marcha hacia adelante.
Quizá fuera el desierto, quizá un desarraigo ante el imperialismo
británico. El primero lo justifica unas impactantes imágenes como aquella en la
que tras soplar una cerilla se deja ver la inmensidad de una duna. De lo
segundo, las ataduras hacia un espíritu libre que es el protagonista.
El desierto como protagonista
Película maravillosamente rodada. Con factura impecable, como casi toda la
obra de su autor y que, hoy en día, resulta tan reciente como en su estreno.
Obra con multitud de estrellas donde todos, desde una magnifica dirección de
actores, ponen su granito de arena, nunca mejor dicho, en la factura final.
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Los protagonistas: Peter O'Toole y Omar Shariff |
Miembro del Servicio de Inteligencia Británico, Lawrence es enviado a
Egipto en misión diplomática para contactar con el príncipe Faysal en su
conflicto con los turcos. Fascinado por lo que ve y movido por una rebeldía
natural, termina ejerciendo de líder en el ataque que las tropas del príncipe
realizan contra Aquaba. Su arraigo es tan grande que su vida no tiene sentido
más allá del desierto. Destinado a una misión diplomática por su experiencia en
el mundo árabe, el protagonista queda fascinado de la cultura y todo lo que
rodea al desierto y su gente. Desde ese momento, la película narra el conflicto
que vive el personaje entre su papel de militar británico y su integración
dentro del mundo árabe.
Nunca, si acaso en El paciente Ingles
de Minguelha, se ha filmado el desierto como en esta película. Lean, como pone
de manifiesto en toda su filmografía, es un maestro en el manejo de los tiempos,
ayudado por un excelente montaje eso si. Ejemplo de ello es la escena del
encuentro entre Omar Shariff y el protagonista al llegar a un pozo propiedad
del primero, que transcurre desde que este dispara sobre el guía y
emprende la marcha en camello a su encuentro. La escena transcurre sin palabra
alguna y con el suspense del encuentro venidero. La secuencia, pese a su
duración, no pierde ritmo y se refuerza en el mencionado suspense y la angustiosa
espera del protagonista sobre el origen de aquel disparo.
Los elementos de la película: música,
fotografía y actores
Sin duda, la música de Maurice Jarre y la fotografía de Freddie Young son
esenciales para el magnetismo que esta, y muchas de las películas de su
director, produce. Banda sonora que bien se podría considerar música clásica y
escenas que no son otra cosa que puros lienzos.
En cuanto al reparto, difícil es conjugar tanta estrella y que el resultado
sea satisfactorio. Un protagonista que, vistas las imágenes de época, parece
una réplica del personaje original. Una reencarnación. Actor irlandés que hasta
ese momento solo había tenido papeles secundarios y que supuso una revelación.
Vivo ejemplo de que los premios no marcan una trayectoria. Nominado en ocho
ocasiones a los Oscar, no lo ganó nunca pero siempre dio muestras de un buen
hacer y una maestría al alcance de pocos. Resulta increíble imaginar a otro
actor, se llegó a pensar en Marlon Brando - para muchos el mejor de la historia
- en ese papel.
Descubrimiento también fue Omar Shariff. Actor egipcio que debutaba con
esta película y que supone un perfecto contrapunto al protagonista. De cómo cambia
la relación entre ambos personajes y como se ve en pantalla, buena culpa tienen
ambos actores. Interpretación contenida de un personaje de carácter, supuso
para el actor una plataforma de lanzamiento que luego le llevó a protagonizar
una de las siguientes películas del director: Doctor Zhivago.
Curioso resulta no ver una mujer en el reparto. En ocasiones se recurría a
historias paralelas a la trama principal para dar otro sentido a la historia. Personajes inventados que daban cabida a la estrella femenina del momento pero en este caso el director se ciñe a contar lo esencial de la historia.
Omitir todo aquello que realmente no tenga que ver con la historia, que por
cierto